Enelimaginario

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lunes, 3 de diciembre de 2012

LA TESIS (Cuento sobre la amistad)




LA TESIS
  
Por regla general estamos acostumbrados a la publicación de concursos literarios sin otra condición para la partición que la extensión maxima o mínima del relato. Esto supone a mi parecer un derroche de los recursos económicos. ¿Que gana un ayuntamiento o entidad que publica un concurso literario de estilo y contenido libre? posiblemente solo poder justificar el gasto de una subvención. Sin embargo otros concursos como el de "Hablando en Cobre" limitan la temática a ámbitos concretos (En este caso el concurso tenía que tener por protagonista al cobre) Estos concursos son a mi entender los mas rentables a todos los niveles. Pues el escritor precisa estudiar el campo sobre el que vá a versar su texto y con ello se consigue que esa persona se interese y profundice sobre el tema. Y ya puestos con los retos. Decidí utilizar el texto a modo de "estudio" sobre las conversaciones. Una técnica literaria que realmente aprecio cuando leo, pero que sin embargo me cuesta insertar en mis cuentos.

Señoras y señores espero que les guste.


LA TESIS

El 4x4 se detuvo en un recodo del camino, a la sombra de un gran castaño, que solitario se alzaba en la ladera de los amplios pastizales de montaña.
 -¿Pasarán los tractores?-  Preguntó “El Moreno”
 –Si hombre, sin problemas- contestó “El alto” que ya se había quitado el cinturón de seguridad y mareado por el viaje, solo tenía ganas de bajar del coche.
Tras estirar las piernas, desperezarse y sobre todo recuperarse del movido viaje, los dos sacaron del maletero las grandes mochilas que con cuidado habían preparado por la mañana.
-¿Cuánto tendremos que caminar?- Preguntó “El Alto”.
- Bastante, con un poco de suerte llegaremos antes de que anochezca, así que más vale que nos demos prisa- contestó “El Moreno” que miraba indeciso entre dos caminos próximos sin saber por cual decantarse.
“El Alto” miró con recelo a su compañero, éste había asegurado que conocía el camino, pero verle dudar  no daba ninguna credibilidad a esa afirmación, y aunque había traído saco y tienda por si era necesario hacer noche prefería dormir en una cama caliente. Aún así guardó sus temores para sí y le dio un voto de confianza.
Tras observar el entorno con atención en busca de puntos de referencia “El Moreno” dio una sonora palmada, se frotó las manos y exclamó: -Si señor, sin duda, es este camino, tenemos que bordear esa colina de ahí, bajar atravesando un campo y en un bosque encontraremos el pueblo.
-Pues en marcha- contestó “El Alto” mientras se acomodaba la pesada mochila en la espalda ajustando las riendas y tiras para evitar rozaduras.
El camino aún demasiado estrecho y empinado para un coche, resultaba cómodo, los arboles tupían las lindes proporcionando cobijo frente a la débil lluvia por lo que no hacía falta cubrirse con incómodos chubasqueros.  
 ¿Y cómo diste con ese personaje? –Preguntó “El Alto
-Por mi tesis sobre el cobre- respondió intentando no perder el resuello, -Buscando y rebuscando información conocí a un artesano en una feria medieval, que en principio no me aportó nada nuevo, hacía lo que todos; herramientas sencillas y algún puchero por encargo, pero me habló de esta persona, apunté su nombre, el del pueblo y cómo llegar en una servilleta y ahí la dejé olvidada entre los miles de apuntes.  Pasaban los meses y no encontraba nada interesante en lo que versar mi tesis y harto de bibliotecas y ordenadores me decidí a hacer el macuto y ver si este hombre existía de verdad. Tardé dos días en encontrar el pueblo, ya verás es una “pasada” está intacto, tiene de todo, calles, casas hasta cementerio e iglesia, y sólo vive este tío, no me explico cómo se las apaña él solo ahí arriba- En ese momento notó que había hablado demasiado y que su respiración se había acelerado. –Vamos a hacer una paradita… solo un minuto que he perdido el ritmo.
“El Alto” aprobó con la cabeza su decisión, se quitaron los bultos de la espalda y se acomodaron como pudieron sobre un tronco caído -¿sabes lo mejor de todo? Dijo “El Moreno” mientras ofrecía unas almendras a su compañero, -Pues que el menda tenía teléfono móvil. –“El Alto” no pudo evitar soltar una risa que animó la conversación –Yo pegando vueltas por el monte buscando a Zaratustra y no se me había ocurrido buscarlo por la guía, imagínate la cara que se me quedo cuando me dijo… Bueno hombre… haberme llamado antes y te explicaba cómo llegar… o mejor quedábamos en el pueblo de abajo y me invitabas a un vino…- Este último comentario culminó en un estruendo de risas compartidas entre los dos.
Tras un breve silencio cómodo recuperaron la marcha ya encumbrando el monte. –Lo peor ya ha pasado, ahora es todo llano y luego una pequeña bajada-
 -¿Ya la has presentado?- Preguntó “El Moreno”.
-¿La tesis?- No, quería leérsela a él primero y hacer de paso algunas fotografías, a fin de cuentas la idea ha sido suya, y seguro que me corrige alguna cosa o me da alguna idea más.
La conversación fue interrumpida por un súbito espectáculo de luces al atardecer que abriéndose paso entre los claros de nubes tiñó de cobre el cielo - Quietos, estáticos e impresionados por la visión, los dos viajeros se quedaron inmóviles, de pie regocijándose en la majestuosa tranquilidad de los valles y picos. A lo lejos repicó una campana.
-Ahí lo tienes…toca la campana a las nueve, a la una y a las nueve… la oyen en el pueblo de abajo, y así todos saben que está bien…
- Siempre puede llamar por teléfono- contestó en tono guasón “El Alto” lo que arrancó otra sonrisa reflexiva de su compañero.
Pues tengo una mala noticia…. Dijo mirando el reloj “El Alto”, si son las nueve nos queda poco más de media hora de sol…
Los dos hombres, en silencio, apuraron la marcha,. bordeando la cumbre para luego descender por un campo plagado de postas  hasta un bosque cerrado, ahí el camino zigzagueó siguiendo el curso de un pequeño regato hasta internarse más y más dentro del bosque.
-Este fue mi error- Afirmó “El Moreno”, en vez de seguir el río me dio por internarme en el bosque a la buena de dios, siguiendo el ruido de la campana… y no veas lo difícil que es saber dónde diablos suena entre tanto árbol…
El camino poco a poco se fue ensanchando hasta que ya de noche una luz tintineó a lo lejos, ¿Es ahí? Interrogó cansado “El Alto”…
-Ya hemos llegado ¿a que no ha sido para tanto?-
Me hacía falta un poco de deporte… afirmó complacido.
El pueblo se alzaba inmóvil, latente en la soledad de la noche, algunas casas mantenían su estructura intacta mientras otras se habían derrumbado sobre sí mismas, dejando a la vista el esqueleto de madera. Solo una mostraba una vibrante luz en su interior y de su chimenea manaba un cálido humo blanco perfilado por la luz de la luna. Era una casa grande, de dos alturas, la planta baja, había sido restaurada como vivienda, pero manteniendo la esencia de casa rural.
“El Moreno” hizo sonar con fuerza el gran picaporte de bronce para anunciar su presencia, y sin esperar respuesta se adentró en la casa, “El Alto” hecho a las costumbres de la ciudad dudó unos instantes pero al final siguió a su compañero temeroso de entrar en casa de un desconocido sin haber sido previamente presentado.
 ¿Hay alguien en casa? Gritó “El Moreno” desde el hall de entrada mientras arrojaba la mochila al suelo.
-Si hombre sí… ¿Dónde voy a estar? Pasar pasar que esto ya casi está…  Se oyó decir a lo lejos.
La estancia era amplia, caldeada en una esquina por un “Hogar” cuyas brasas en el suelo calentaba un puchero de bronce suspendido en el techo del que emergían aromas que hicieron atronar las tripas de los dos fatigados invitados.
Mientras los abrazos, presentaciones y saludos se sucedían “El Alto” se maravilló de la abundante decoración de la sala.
Por doquier piezas de bronce y cobre se agolpaban en estantes, paredes o simplemente descansaban suspendidas en largas cadenas, piezas variadas y muchas curiosas: bustos, campanas, cañones, picaportes, monedas, hachas, espadas, placas conmemorativas, y un sinfín de objetos diferentes compartían el espacio cubriendo con sus reflejos de un todo rojizo el resto de la estancia.
-¿Pero bueno, no me habías prometido jubilar el hogar y usar la cocina francesa? – Preguntó “El Moreno” a su anfitrión.
- Y no lo suelo prender, pero seguro que te apetecía un buen puchero… y para esto nada mejor que “El hogar”…
- Un día vas a tropezar con todas esas brasas y vamos a tener que recoger tus cenizas con escoba…- Regañó “El Moreno”.
- Bueno… si es mucho engorro siempre podéis utilizar el aspirador-
El comentario arrancó una carcajada a “El Alto” que consiguió apartar su vergüenza inicial y se sentó con los otros dos alrededor de la lumbre.
La conversación siguió acompañada de un plato caliente, pan y vino, orbitando temas cotidianos como el tiempo, la familia, los vecinos muertos y quejas y más quejas sobre mil y un temas, hasta que al final “El Alto”  se animó a hacer una observación sobre la decoración.
-Impresionante la cacharrería que tienes aquí… como se enteren los ladrones no van a dejarte ni la pintura de la pared…-
-“El Hombre” miró con orgullo su colección- Bueno… para eso tienen que tener ganas de bajarlo todo en hombros hasta el coche-
-¿Dónde has encontrado todo esto?- Preguntó “El Alto”
 -Uuuu… son muchos años buscando por medio mundo…-Dijo “El Anfitrión” levantándose de su taburete y se dirigiéndose hacia una pieza plana del tamaño de una mesa muy decorada: -Todo empezó con esto… ¿Sabes lo que es?- “El Alto” observó con atención, apreció una escena donde jinetes a caballo perseguía a un grupo de personas mientras otras yacían muertas en el suelo, pero ningún símbolo o figura le resultaba conocida… -No, la verdad que no- tuvo que reconocer al final
- Fue parte del portón de la iglesia de este mismo pueblo, en él se representa el triunfo de Santiago”-
-Estilo gótico- Añadió “El Moreno” -posiblemente antes hubiese estado en una catedral y en su reforma se habría trasladado a esta iglesia, porque es bastante posterior, a lo mejor incluso para evitar algún saqueo.. pensando que aquí estaría más segura....
–Cuando el pueblo fue quedando vació y en vista de que hacía ya mucho que no pasaba el párroco por aquí decidí quedarme con la pieza antes de que algún desalmado la robase… Pensé hacer lo mismo con la campana, es una maravilla, mañana os la enseño, aún no la han datado, pero puede que tenga cuatro o cinco siglos… pero decidí que era más útil dejarla donde está y que siga cometiendo su función.
A continuación se dirigió a un pequeño y mal conservado busto de bronce… Este lo conseguí en Egipto -afirmó con orgullo-, seguramente representa a un Faraón o alto funcionario. –La cara de “El Alto” mostro su sorpresa.
-¿A que cuando dejamos el coche no esperabas ver la plancha de una catedral y el busto de un faraón? Dijo “El Moreno” que seguía dando cuenta del abundante vino.
-Y eso no es nada, fíjate en esa espada- Dijo señalando a un lugar privilegiado en una pared donde descansaba  un puñal de enormes dimensiones sin mango.
“El Alto” observó la hoja carcomida por el tiempo y fue “El Moreno” quien le amplio la información, -sin duda mi pieza preferida, es una espada Troyana-.
El gesto de “El Alto” ya se desencajó de la emoción – Pero esto es impresionante, es una colección realmente espectacular…-exclamó visiblemente emocionado.
-Mas que eso- Añadió “El Moreno”, que encontró el momento oportuno para hablar de su tesis. -No es solo una colección de piezas antiguas de un material concreto, todas ellas tienen un punto en relación digna de una exposición temática, venga intenta adivinarlo-
“El Alto” Volvió a mirar con curiosidad las piezas intentando encontrar algo en común entre todas ellas - a parte del material con el que todas estaban elaboradas- “El Hombre” y “El Moreno” respetaron con impaciencia la observación de su compañero mientras éste analizaba las distintas obras con atención. Aún sin ser experto, supo que no se trataba de un periodo histórico en concreto, pues Troya, Egipto y una catedral gótica no coincidían temporalmente, la espada, los picaportes, los bustos, las planchas, las campanas, cornetas, incluso cables y timbres… nada parecían tener en común ,salvo el Cobre con el que estaban hechas
Una vez reconocida la derrota, “El Alto” miró con curiosidad a sus compañeros que habían vuelto a servirse otro plato caliente y disfrutaban de otro vaso de vino.
“El Moreno” posó la vianda y se incorporó frente a una corneta dorada muy corroída por el sudor de las manos que antaño la tocaron, -Cuando empecé mi tesis, me obcequé en los usos que se le había dado a lo largo de la historia, pero descubrí que existía un consenso irrefutable sobre este tema… cualquier libro, cualquier otro estudio… cualquier pagina web repetía de forma sistemática el mismo esquema… Durante la edad de cobre era el único metal abundante y fácil de trabajar, por lo que prácticamente lo encontramos en todo tipo de artefactos y utensilios, durante la edad de hierro su función quedó más relegada a objetos decorativos, durante la edad media y parte de la moderna  con los continuos conflictos todo los estudiosos consensuaron que su principal uso fue militar… y  actualmente se emplea en todo lo relacionado con la electricidad y el magnetismo… pero cuando me encontré con “Él”- dijo señalando a “Al Anfitrión” -me hizo ver una nueva perspectiva , descubriendo que esta clasificación era completamente errónea, pues por encima de todo, durante todas las épocas desde su aparición ha tenido y sigue teniendo un papel determinante en la humanidad e increíblemente no ha variado desde su invención que nada tiene que ver con el esquema aceptado por todo el mundo. Este hombre, es un auténtico Doctor, dijo con admiración, desde este apartado lugar ha conseguido reunir quizás la única pero espectacular colección de piezas de este metal en relación con una única temática-.
-El Alto- perdido pero intrigado volvió a realizar la pregunta… ¿Y qué es lo que tienen en común?-
-LA COMUNICACIÓN- Exclamó “El Moreno” es algo casi mágico, desde que se descubrió ha sido el catalizador de la comunicación, es una constante histórica… algo así como el fuego a la civilización, el cobre lo es a la comunicación… no pasa con ningún otro metal, todos de una u otra forma han tenido unos u otros usos según el momento, pero el cobre, el bronce ,el latón… siempre han sido los protagonistas de las revoluciones de la comunicación como si este metal hubiese sido puesto ahí a propósito para cumplir ese fin… -Dijo nervioso mientras se desplazaba a un lado de la estancia donde se encontraban los objetos más antiguos-. Todo empezó en la prehistoria con la Malaquita, que no deja de ser cobre en forma muy tosca, la gente lo machacaba hasta formar cuentas y con él se hacían collares, estos collares servían como moneda, o simplemente para denotar el estatus social del propietario, pero de una u otra forma el comercio y la primera forma de transacciones posiblemente naciesen alrededor de este metal.
La edad de hierro supuso un cambio tecnológico importantísimo, pues la introducción de este otro metal mucho más abundante cambió radicalmente nuestra capacidad de producir todo tipo de herramientas y armas.. pero incluso entonces el bronce se seguía utilizando para la fabricación de estatuas y sobre todo monedas, en las que se acuñaban los símbolos imperiales con sus escudos e imágenes y fueron la primera “imagen corporativa” y comunicaba a todos los que la usaban su adhesión a ese estado.
“El Moreno” siguió avanzando por la estancia señalando todo tipo de objetos –Fueron los Romanos y Egipcios los primeros en diseñar las campañas de marketing; Coronado un nuevo emperador o Faraón, se reacuñaban todas las monedas y se repartían bustos y estatuas hasta el último rincón del imperio, todos los súbditos compartían y conocían la cara de esa persona que representaba al gran imperio, las placas históricas eran repartidas por toda Europa dejando constancia de las hazañas y proezas de los grandes generales… publicidad, en resumen.
-La edad media  supuso otro paso fabuloso – Ahora la pared estaba jalonada de campanas, pórticos, y obras de arte-. La nueva religión dio un paso más allá y perfeccionó la campana ; antes eran diminutas y servían de forma ritual o para llamar con “estilo” dentro de una casa… pero la religión la adoptó y desarrolló hasta convertirla en el principal medio de comunicación, desarrolló un elaborado sistema por el cual se sabía si alguien había muerto; si un pueblo era asediado o si se producía un acontecimiento de interés para la comunidad, a mayores, las iglesias y catedrales se decoraron con miles y miles de estatuas, chapas y portales de bronce o cobre que transmitía a todos el mismo mensaje, la misma historia común, en un lenguaje comprensible hasta para los analfabetos.
Cuando llegó la edad moderna y contemporánea con nuevas aleaciones y materiales para los trabajos artísticos parecía que el cobre sucumbiría al fin,  pero por el contrario fueron descubiertas sus propiedades electro-magnéticas, cuya aplicación supuso de nuevo la revolución de la comunicación, al igual que las cuentas de malaquita, los bustos, la campana o los cañones, el telégrafo, el teléfono e incluso internet requieren de este material sin el cual la revolución de la comunicación no habría sido posible. Piensa que desde el picaporte, el busto, la campana, el teléfono, la bobina, la moneda… el principal uso del cobre siempre ha sido el de la comunicación, incluso bélicamente - pues la guerra no deja de ser una forma de violenta de transmitir un mensaje-, el cobre ha estado siempre presente y cuando se le ha encontrado sustituto para una función, se ha mostrado indispensable para otra más importante. Nace, muere y renace siempre en torno al mismo eje: la necesidad de enviar un mensaje.
Y aquí ,mi amigo- dijo señalando a “El Anfitrión” - fue el primero en comprender este hecho desde el momento en que decidió rescatar esa plancha de bronce de la iglesia y vio los grabados que la decoraban, ha estado años y años buscando y rebuscando por el mundo todos esos objetos de cobre que han facilitado la comunicación en este mundo.
“El Hombre”,orgulloso, se dejó desplomar en una mecedora mientras disfrutaba de un nuevo vaso de vino.
 –Bueno, visto así, no me voy a quitar méritos- añadió, aunque llegué a pensar que estaba loco.
¿Y  por qué aquí en medio de la montaña? ¿No sería más lógico montar un museo en alguna ciudad o algo parecido?- Preguntó el moreno.
-Bueno- Contestó “El Anfitrión”, digamos que sacar una estatua de Egipto, o una espada de Grecia… puede traerte muchos problemas, es mejor que mi pequeña colección quede aquí protegida de ladrones, museos y gobiernos que puede que no comprendan mi pasión, la reservo para los auténticos expertos que la disfrutan y estudian como yo.
Esa es la palabra, PASIÓN - dijo “El Moreno” aún excitado por la explicación-  increíble encontrar todo este material en un sitio como este, me alegra sinceramente que exista gente con tu pasión.
¿Y bien?,¿ ya has terminado esa tesis? – preguntó “El Hombre” con interés-.
-Aquí la tengo… pero ahora no creo que sea el mejor momento para leerla,
-¿Tienes algo mejor que hacer?- Preguntó “El Hombre”
-¿Os apetece de verdad? ¿No es muy tarde?
-La verdad es que yo ya estoy intrigado- afirmó el Moreno…
El resto de la noche los hombres se sumergieron en  la lectura del documento, en el que  frase tras frase, foto tras foto, se reconstruía la historia del metal y su función como trasmisor de mensajes.
Una vez terminada la lectura “El Anfitrión” emocionado y embriagado por el vino no pudo evitar abrazar de satisfacción al ponente. –No sabes lo orgulloso que me haces sentir, que todo un universitario como tú… haya recogido todo lo que sé y lo vaya a difundir… me hace sentir tan orgulloso que prácticamente siento que lo he escrito yo.
-Te lo he dedicado y mencionado- SeñalóEl Moreno” mostrando la última página. “A mi amigo, sin cuya pasión, dedicación y conocimiento nunca hubiese de concluir esta Tesis”
- ¿La publicarán?
- Posiblemente,  en ese caso, no te preocupes que te envío la primera copia.
-Orgulloso “El Anfitrión”  acariciaba entre sus manos el documento como si de un objeto valioso se tratase, y tras depositarlo con orgullo en la mesa miró con cariño a los dos invitados. –Señores, es hora de dormir, mañana tengo que tocar la campana… no vayan a pensar que he muerto… Pero hablando de la campana de la iglesia –Dijo volviendo a llenar las copas apurando el vio que quedaba en la botella- ¿Van a venir esos amigos tuyos del museo a catalogarla?
El rostro de “El Moreno” se tornó serio, bajo la mirada hasta la mesa y se inclinó a recoger la copa, mas con la intención de ganar tiempo que de saborear el vino. Tras observar unos segundos el caldo levantó la mirada y cambió el gesto por una sonrisa de labios cerrados. –Mañana vendrán-
PERO ESO ES ESTUPENDO –Exclamo “El Anfitrion” sorprendido- ¿Pero como no me lo has dicho antes…?
-Bueno… supongo que prefería que fuese una sorpresa…- Dijo observando el nervioso correteo de “El Anfitrión” que incorporado de la emoción gesticulaba en torno a la mesa. –No estoy seguro- dijo sin dejar de agitar las manos- Pero creo… y solo es mi ignorante opinión que esta puede que sea una de las campanas de Iglesia más antigua de toda Europa… y estoy casi convencido que es la más antigua que sigue en uso…
El moreno sostuvo la sonrisa hasta que un fingido mareo le hizo cerrar los ojos… -Aún así –añadió- mañana tenemos que madrugar para hacerla sonar… yo me voy a dormir que ha sido un día muy largo… y mañana tenemos visita…
La casa dio cobijo a los invitados a la vieja usanza, colchón de lana, mantas gruesas que parecían mojadas del frio, olor a leña y campo, El Alto se rindió al sueño enseguida, mientras que “El Moreno” prefirió agotar un poco la vista con una lectura ligera de un libro recomendado, “El Anfitrión” que había abusado demasiado del vino, tubo que incorporarse un par de veces para esquivar las arcadas que el vaivén de su cabeza le producía cuando intentaba cerrar los ojos. Pero al final todos durmieron.
 Temprano, antes de que cantase el gallo, el picaporte sonó con fuerza despertando a los tres ocupantes, “El Anfitrión” sorprendido bajó al piso inferior cubierto por una bata marrón de lana gruesa y unas zapatillas a cuadros tan gastadas que dejaban asomar el relleno por algunas costuras.
“El Moreno” despertó a “Él Alto” –Vamos- fue lo único que dijo- Tras vestirse rápidamente bajaron la escalera, cuatro hombres,  de trajes manchados y sudorosos por la caminata que portaban grandes carpetas hablaban con “El Hombre” en la entrada.
-No es ninguna sorpresa- Decía –Ya me había avisado vuestro colega… pero no sabéis las ganas que tenía de terminar con esto-
-Los cuatro hombres se miraron sorprendidos-
-Dadme solo unos minutos para que me vista, apañe una escalera y os acompaño a la iglesia- 
-Un segundo- Interrumpió el que parecía liderar el grupo- y extendiendo un papel se lo entregó “Al Anfitrión” que aún con la sonrisa nerviosa en el rostro lo recogió sin darle importancia. -¿Qué es esto? Pregunto tranquilo.
-Señor, esta es una orden de registro firmada por un juez, por la cual nos autoriza a entrar en su casa-
Su rostro cambio… ¿Y la campana?...
La campana está en la iglesia… pertenece al obispado… lo que nos interesa es lo que tiene ahí dentro… ahora hágase a un lado por favor.
“El Moreno” agarró con fuerza del brazo a “El Alto” y tiró de él hasta pasar junto al grupo sin dirigir ninguna mirada y salir de la casa.
“El Hombre” se sentó mientras duró toda la inspección y finalmente se le leyó la acusación:  trafico de obras de arte, apropiación indebida, robo y expolio de yacimientos queda usted detenido y sus obras confiscadas, tras estudiar su procedencia estas serán devueltas a sus propietarios legítimos o depositadas en un museo en caso de no contar usted con los permisos pertinente.
“El Hombre” arrestado fue conducido fuera de la casa, al cruzarse con “El Moreno” levantó los ojos y con una mirada helada preguntó sin decir palabra.
–Compréndelo, es demasiado valiosa para dejarla aquí olvidada- le contestó sin levantar la vista del suelo- Es lo correcto
“El Hombre” se alejó escoltado hasta perderse en el camino que conducía hasta la carretera.
-Bien- Dijo uno de los hombres de traje, queda usted designado como responsable de la colección, enviaremos un helicóptero para trasladar todas las obras hasta el museo.
“El Alto” que aún no había levantado la vista en ningún momento mantuvo la mirada fija en el suelo. –Creo que prefiero volver andando, Que tengas suerte en tu tesis y como responsable de la colección, seguro que tiene mucho éxito-
-Compréndelo, es demasiado valiosa…-
-Te equivocas- interrumpió “El Alto”,
-¿Cómo dices?- Dijo el “Moreno” sorprendido de que su amigo se dignase a dar ninguna explicación.
-La campana, está callada y son las nueve- observó “El Alto”, este tesoro te ha nublado la razón, has destrozado a un amigo y perdido a otro… cuando estés a solas con tus cachivaches analizando su papel en la comunicación. Descubrirás eso mismo… que estarás solo.
 Se dispuso a irse pero no pudo evitar hacer una última pregunta ¿Por qué no te quedaste en casa e hiciste todo este papel para acabar traicionándolo?
-Era el único que podía comprender mi tesis-.
-Te equivocas de nuevo…- afirmó “El Alto” que clavó fija la mirada en “El Moreno”, durante todo el tiempo que duro la inspección tuvo tiempo de barruntar y ordenar sus ideas y no desaprovechó la oportunidad de espetárselas a la cara. –Tú no has comprendido su “tesis” él utilizaba todos esos trastos para comunicar, para explicar y en el proceso hacía amigos con los que disfrutaba compartiendo su casa, su vino y su comida, amigos que caminaban en busca de un tesoro que siempre encontraban perdido en el bosque. Seguro que su afición nació a raíz del interés que generaba en personas como tú… y encubrió con esa estúpida teoría, lo que el cobre le aportaba a él… amistad, compañía… ilusión… Tu sólo eres un vulgar ladrón de se ha apropiado de la ilusión y el tesoro de otro, no eres distinto del ratero que tumba los posters de teléfono para mangar el cable… salvo por una cosa.. a ti te espera la soledad de gente anónima que pasarán bostezando ante tu exposición, pero no esperes encontrar en ellos ni amistad... –“El Alto” siguió manteniendo fija la mirada de reproche sobre un rostro avergonzado que no le transmitía ninguna pena… -Lo dicho- añadió girándose rápidamente- apáñatelas con el helicóptero, yo me vuelvo andando.

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